En la caza del jabalí se dan multitud de situaciones, generalmente en las batidas los jabatos nos sorprenden saliendo de la vegetación corriendo, no dando segundas oportunidades, se le coloca el disparo correctamente y cae abatido. Si se le coloca el proyectil en la tripa, generalmente se van, dejando una pista de sangre.
Estas piezas son recuperadas por los perreros y sus alanos, se pistea el rastro y al encontrarlo los perros lo agarran sujetando la presa hasta el remate del cazador.
Las fotos son de uno de esos pisteos con éxito, otros muchos son fallidos y sirven de alimento a los buitres.
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